Mitos, leyendas y folclore del mundo...

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La mitología nórdica gira en torno a la inevitabilidad del destino, esto debido a que aunque los Aesir, los Vanir y los Jötuns, aunque poderosos, no pueden evitar su destino final, el ocaso de su existencia está marcado de antemano, en un evento en el que dioses y gigantes lucharán unos contra otros, y en el que Loki castigado de una manera cruel se liberará de sus cadenas y tomará venganza, después de la batalla el reinado de los dioses sobre el mundo acabará, este momento es conocido como Ragnarok, el crepúsculo de los dioses.

Los dioses creían que tras atrapar, atar y castigar a Loki, el dios embaucador que tanto daño como beneficio había traído a los Aesir, la paz volvería a reinar en Asgard y la maldad en la tierra desaparecería, algo que nos muestra que los dioses nórdicos tenían los mismos complejos que muchos de los políticos actuales, negar la realidad y buscar culpar a otros de sus fallas.

Loki condenado a sufrir un terrible castigo es una peiza clave en el desarrollo de Ragnarok.
Loki condenado a sufrir un terrible castigo es una peiza clave en el desarrollo de Ragnarok.

Sin embargo, Odín sabía que la situación no era tan buena como parecía, y que el momento en que todas las cosas terminarían estaba cerca, así que mientras los dioses y los hombres se regocijaban con este momento de felicidad, el rostro de Odín estaba lleno de tristeza. Había dado a la tierra y a Asgard un breve respiro de los problemas al encadenar al malvado Loki a la roca, pero sentía que el día del juicio final estaba cerca.

El primer aviso que tuvo Odín de la proximidad de ese día fue cuando un repentino frío mortal se extendió por toda la tierra, y supo que era el comienzo de ese largo, largo invierno que había sido predicho en las runas.

El frío era tan intenso y prolongado que helaba los corazones de los hombres, e incluso se arrastraba hasta tocar las túnicas de los que habitaban en la eterna primavera de Asgard. Aunque toda la tierra se estremecía bajo la gélida mano del invierno, la gente en todas partes se consolaba diciendo: "Pronto terminará y entonces llegarán los días cálidos".

La primera señal del fin de los tiempos fue la llegada de un terrible y largo invierno.
La primera señal del fin de los tiempos fue la llegada de un terrible y largo invierno.

Pero esperaron día tras día y semana tras semana hasta que llegó la estación que debería haber sido el verano, pero todavía la nieve, la escarcha y, el frío mantenían al mundo atado. Ni una flor apareció, ni un árbol brotó, ni ninguna cosa verde creció sobre el suelo helado. Sin embargo, la gente de Midgard seguía esperando el verano que nunca llegó.

El terrible invierno, llamado Fimbulvertr, duró tres años, y trajo consigo hambre, ya que la comida comenzó escasear, porque nada podía crecer sobre el blanco manto de nieve que se extendía sobre toda la tierra.

Con el hambre vino la muerte, puesto que los seres humanos al conocer que les quedaba poco tiempo de vida, comenzaron a matarse los unos contra los otros, en un principio luchando por la comida, luego por el simple gusto de derramar sangre, el caos se apoderó del mundo y nadie intentaba frenar el crimen y la creciente maldad en las calles.

Los dioses miraban desde Asgard la desolación de la tierra, y se apenaban mucho al ver que los hombres intentaban ahogar sus miedos o comprar el olvido con actos de violencia y placeres brutales.

Solo los gigantes de la escarcha se alegraron con la llegada de este largo y destructivo invierno, pues siempre habían deseado ver el mundo entero envuelto por le frío y la niebla, como su reino, el lúgubre Jötunheim. Volvieron sus ojos envidiosos hacia Asgard, y esperaron con la sombría certeza de que el gobierno de los dioses pronto terminaría.

Todavía había algo de calor en Asgard, pues todos los rayos del sol se dirigían hacia la ciudad sagrada; pero Odín sabía que les quedaba poco tiempo para disfrutar de la primavera en estas tierras.

Los dos lobos grises que siempre habían perseguido a Sol y a Mani, fueron alimentados, durante este largo invierno, por una giganta de la escarcha; y un terrible día corrieron tras los carros del sol y de la luna con una rapidez inesperada que al final alcanzaron los brillantes carros y devoraron a los cocheros.

Pronto una densa oscuridad se extendió por todo el mundo, y cuando el último destello de luz se desvaneció del cielo, todas las cosas malignas que habían permanecido ocultas en la oscuridad, ya sea por miedo a los dioses, o ya sea porque deseaban vivir lejos de la luz, escaparon audazmente de las cuevas, de los bosques oscuros y, de los agujeros subterráneos, pues sabían que por fin había llegado su hora.

Entonces se oyó un terrible ruido de desgarro, como si se rompieran los cimientos de la tierra. En el fondo se escuchó al mar estremecerse, y sus aguas se volvieron terribles. La serpiente de Midgard levantó su horrible cabeza por encima de las olas, y luego sacó algunas de sus enormes espirales que rodeaban la tierra, arrastrándose lentamente tierra adentro. El lobo de Fenrir rompió sus cadenas y se lanzó con un feroz salto hacia la roca de la montaña donde yacía atado Loki. Con la ayuda de Fenrir, el dios encadenado se liberó de su castigo, y vagó por la tierra con el gran lobo a su lado, reuniendo a todas las huestes del mal que estaban ansiosas por pelear contra los dioses.

Los mares se volveran inquietos debido al movimiento de la serpiente de Midgard la que envenenara el ambiente. Imagen Ragnarok de Louis Moe.
Los mares se volveran inquietos debido al movimiento de la serpiente de Midgard la que envenenara el ambiente. Imagen Ragnarok de Louis Moe.

De Jötunheim llegó un ejército de gigantes dispuestos a luchar contra sus antiguos enemigos en una última gran batalla; y de Muspelheim marchó una tropa de gigantes del fuego bajo el liderazgo de Surtr, que estaba allí desde casi el principio de los tiempos y llevaba en su mano su espada de fuego.

Surtr el gigante con su espada flamigera. John Charles Dollman.
Surtr el gigante con su espada flamigera. John Charles Dollman.

A través de una profunda hendidura en la tierra, Hel salió sigilosamente de sus silenciosos salones, y detrás de ella marcharon miles y miles de formas oscuras que nunca se habrían atrevido a salir a la luz del día.

La serpiente de Midgard, enveneno el aire y el mar con el poderoso veneno que derramaba por su boca, así murieron todos las aves y los peces que se cruzaban en su camino, y siguió avanzando lentamente varias millas tierra adentro, sin que su cuerpo dejara de estar sumergido en el mar, hasta llegar a la llanura llamada Vigrid.

En este sitio Loki había reunido a un vasto y terrible ejército. Un grito profundo como el aullido de los lobos se elevó desde la llanura, impactando en los oídos de los que esperaban detrás de los muros de Asgard.

Era un grito lleno de odio y desafío, y cuando los dioses lo oyeron supieron que tendrían que dar una respuesta. Tristemente, ya que cada uno presentía que el fin estaba cerca, se prepararon para la batalla; y, mientras se preparaban, los gigantes de la escarcha decidieron vengarse tomando posesión de Asgard.

Así que, mientras Heimdall hacía sonar su cuerno para advertir a los dioses de que el enemigo se acercaba, ellos empezaron a correr por el puente del arcoíris que llevaba a la codiciada ciudad. Llegaron en tal número y con tanta violencia que el Bifrost se quebró bajo el pesado pisotón de los pies, y los gigantes de la escarcha se vieron obligados a regresar a la llanura de Vigrid y esperar la batalla que se avecinaba.

Entonces, los dioses, con Odín a la cabeza, salieron valientemente de Asgard para enfrentarse a la gran hueste de seres malignos que se habían aliado para destruirlos. Fue ahí cuando se libró una batalla terrible, como nunca antes se había visto en la tierra, ni se volverá a ver.

Aunque los dioses lucharon con el coraje propio de la desesperación, sabían que era inútil enfrentarse a la furia, la fuerza y el número de los que se habían alzado contra ellos. Uno a uno, los brillantes héroes de Asgard cayeron bajo los ataques del enloquecido y exultante enemigo, e incluso el poderoso Mjölnir fue incapaz de evitar la perdición que habían decretado los destinos.

Thor luchó ferozmente con la serpiente de Midgard, y aunque al final la mató con su martillo, las terribles espirales se cerraron lentamente sobre él y se ahogó en el torrente de veneno que brotó de la boca de la criatura moribunda.

Loki mató a Heimdall; pero no antes de que el fiel vigilante de los dioses hubiera asestado un golpe mortal al dios embaucador, responsable de todo lo bueno y lo malo que ocurrió en Asgard.

Odín entabló un combate mortal con el lobo Fenrir, y al final fue despedazado por los terribles dientes y garras del grandioso lobo. Al ver al más grande de los dioses tan brutalmente asesinado, Vidar, el hijo de Odín, se abalanzó sobre el lobo, con su zapato confeccionado con los restos de cuero no usado por los seres humanos, pudo inmovilizar a la bestia, y con la fuerza nacida de la locura, golpeó al poderoso lobo hasta matarla.

Surtr, el gigante de fuego, se abalanzó rápidamente sobre Frey, quien indefenso, ya que había entregado su espada a Skimir para conquistar a Gerda, lamento en ese momento haber perdido su arma, murió exterminando por la espada flamígera.

Luego arrojó fuego y llamas sobre toda la tierra, y pronto todo se consumió en el terrible incendio que siguió. El Yggdrasil, el Árbol de la Vida, se marchitó y fue alcanzado por las llamas que saltaban salvajemente.

El gran árbol ardió como una rama seca; y cuando la última hoja se agitó débilmente y se consumió por el fuego invasor, los altos muros que rodeaban a Asgard cayeron con estrépito al suelo y dejaron pasar las devoradoras llamas.

Las estrellas cayeron una a una en el mar, la oscuridad reinó sobre todo el mundo, y el tiempo mismo pareció borrarse para siempre.

Entonces, el silencio y la noche melancólica se apoderaron del universo, y esto duró muchos, muchos años; pero con el tiempo un nuevo cielo y una nueva tierra surgieron del caos que siguió a la destrucción de Asgard. Un nuevo sol volvió a brillar en el cielo claro, y una nueva luna con nuevas estrellas volvieron a derramar su suave luz sobre la tierra. Las flores crecieron tan alegremente como antes, y los campos estaban llenos de grano maduro. Entonces, cuando la tierra estaba lista para otra raza de humanos, cierto hombre y cierta mujer que habían permanecido dormidos todos estos años en las profundidades de una cueva, despertaron. Contemplaron con deleite una tierra renovada y nueva, y en ella se establecieron para y la repoblaron.

Fuentes consultadas:

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