Mitos, leyendas y folclore del mundo...

Transcripción del episodio

En episodios anteriores hemos examinado la mitología relacionada con las cuatro lunas mayores de Júpiter; cada uno de estos cuerpos es lo suficientemente grande como para ser considerado un planeta si orbitará alrededor del sol. Pero Júpiter tiene varios satélites más pequeños, algunos de los cuales consideraremos hoy.

Júpiter tiene más de 60 lunas, lo que significa que podría pasar más de un año hablando de los planetoides jovianos. En vez de eso, estaremos saltando muchas de las lunas menos renombradas de Júpiter, en nuestro viaje al exterior del sistema solar, hacia Saturno. Pero antes de terminar con Zeus, rey de los dioses, también conocido como Júpiter, el planeta descubierto más grande de nuestro sistema solar, veamos algunos más de sus mini-mundos esclavizados por la gravedad.

Ninguna de estas lunas era lo suficientemente grande para que Galileo o Simon Marius las detectaran, dada la limitada óptica de que disponían. Amaltea no fue observada hasta 1892. Pasarían décadas antes de que Himalia, Elara, Parsifae y Sinope fueran encontrados. Lisitea, Carme y Ananke le siguieron, y Leda no entró en los mapas del cielo hasta 1974, con Temisto siendo añadido a la familia Joviana al año siguiente.

La sonda de la Voyager dio tres lunas más: Metis, Adrastea y Thebe.

Así que, después de haber pasado por los mitos de Ganímedes, Calisto, Io y Europa, comencemos por mirar las siguientes cuatro lunas que fueron descubiertas: Amaltea, Himalia, Elara y Pasifae.

Bienvenidos a Mitos y más, un espacio en el que navegamos por diversos mitos, leyendas y folklore del mundo. Este es un podcast donde cuento historias que han dado forma a las culturas de todo el mundo. Algunas son historias increíblemente populares que crees que conoces, pero con orígenes sorprendentes. Algunas son historias que probable- mente no has oído, pero que realmente deberías escuchar.

El mito de Amaltea:

Empezaremos pues con el mito de Amaltea, la ninfa en forma de cabra, o que uso la leche de una cabra, para cuidar y alimentar a Zeus. Esto debido a que su padre Cronos, devoraba a todos sus hijos, para evitar este destino, Rhea la madre de Zeus, lo escondió al cuidado de la ninfa, en un lugar seguro en la isla de Creta, entregando a su esposo, una piedra envuelta en pañales, que el Titan engullo sin reparo.

Para asegurarse de que Cronos no oyera llorar al joven Zeus, Amaltea construyó su guarida en una cueva rodeada por los Korybantes, que eran adoradores de la diosa Cibeles, cuyos rituales incluían tocar tambores y bailar.

Algunas fuentes refieren que Zeus usó la piel de la cabra después de que de- rramara su velo mortal, como una forma de reverencia.

Himalia:

La siguiente luna en nuestro itinerario es Himalia, de la que hay poco que decir, se conoce que era una ninfa de la isla de Rodas, y que dio a luz a tres hijos de Zeus. Los cuales se llamaban Cronio, Esparteo y Cito. La poca información que tenemos sobre ella proviene de Diodoro Sículo, historiador griego del siglo I a.C., quien estableció una conexión entre los hijos de Himalia, y el origen y desarrollo de la agri- cultura del trigo griega.

Elara:

Ahora es el turno de Elara, cuyas leyendas en gran parte se han perdido; quedando solo aquellas relacionadas con su hijo, Titios. Se cree que después de que Zeus embarazará a Elara, la escondió en lo profundo de la Tierra para protegerla de la ira de su esposa, Hera.

Desgraciadamente, el niño que ella llevaba en su vientre, era un gigante, tan grande que partió el vientre de su madre, matándola en ese mismo instante. Gaia, la Tierra, al encontrar al niño, decidió amamantarlo y cuidarlo. Aún así Hera tendría tiempo para tomar venganza, ya que cuando Titios, el gigante hijo de Elara, alcanzó la mayoría de edad, Hera le convenció de violar a Leto, otra de las consortes de Zeus, y la madre de Apolo y Artemisa.

Por este crimen, fue sentenciado al Tártaro, el equivalente griego del infierno, típicamente reservado para los Titanes, los progenitores de los dioses olímpicos. Allí, al igual que el Titán Prometeo, que creó a la humanidad y robó el fuego como regalo para su progenie, fue torturado por dos buitres que devoraban constantemente su hígado, que en la cultura griega era considerado el asiento del alma, la vida y el intelecto.

Pasifae:

Finalmente en este episodio abordaremos la mitología en torno a Pasifae, para entender esta leyenda debemos recordar que Dédalo, el famoso ingeniero de la mitología griega, se encontraba atrapado en la isla de Minos. Muchos de nosotros hemos escuchado sobre el Minotauro y su laberinto, el mismo que fue construido por Dédalo, pero a menudo no se menciona en su historia a su madre, Pasifae, la cual fue vencida por su deseo de poseer al toro blanco que era propiedad de su esposo el rey Minos, tanto era su deseo que hizo que Dédalo le construyera un disfraz de vaca.

El dios del mar Poseidón era el culpable de este deseo, aunque se desconoce lo que hizo Pasifae para enfurecer a la deidad oceánica, Poseidón es conocido por su temperamento; recordemos que este dios jugó con Odiseo durante diez largos años, como se relata en la Odisea .

Sea cual sea la motivación, ya sea el castigo divino o la simple lujuria por los bovinos, Pasifae se enredó con el toro blanco, con la ayuda de las habilidades de Dedalo como costurero, para la construcción de un disfraz perfecto de vaca.

El resultado de esta relación: el famoso ser mitad toro, mitad hombre, que sería luego asesinado por el pretendiente de su hermana, Teseo.

En cuanto a Pasifae, la reina de Minos, hija de Helios (el sol), y la oceánide Per- seis, no se puede decir mucho más.

Excepto que no la dejes sola en una granja....

Aún no hemos terminado con Zeus/Júpiter. Los siguientes cuerpos jovianos to- davía tienen secretos que contar: Sinope, Ananke, Leda y Metis están en nuestra lista antes de que nos dirijamos al padre de Zeus, el Titán conocido como Cronos. Llámalo Cronos, llámalo Saturno, llámalo Problema: sea cual sea el nombre que le demos, es el más lento de los vagabundos (el vocablo planeta deriva del Griego: planētai, que significa vagabundo). Pero su historia puede esperar por ahora, no te preocupes, es bastante paciente, especialmente considerando que le toma casi treinta años terrestres orbitar el sol.

Hasta la próxima vez, sigue mirando hacia arriba, porque los cielos están llenos de más historias de las que se pueden compartir....

Si te ha gustado esta leyenda, te esperamos en la próxima entrega. No olvides compartir esto con tus amigos, síguenos en nuestras redes sociales, Mitos y Más en Facebook y @mitosymas en Twitter

Esto es Mito y Más, un viaje alrededor de los diversos mitos y leyendas del mundo.

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