Mitos, leyendas y folclore del mundo...

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Imagina como era la vida en el mundo primitivo, un mundo en el que el frío congela hasta la muerte a aquellos que no son capaces de mantenerse calientes en sus abrigos de piel tupida, y en el que las bestias salvajes pueden atacarte en las oscuras noches, un mundo en el que la comida es escasa, y la poca comida con la que cuentas es difícil de masticar, y tiene un sabor amargo, además de que exciten ciertos productos que aunque apetitosos no pueden ser aprovechados, ese es exactamente el mundo en el que los humanos vivíamos antes de poder controlar el fuego.

Y es que la capacidad de controlar el fuego, es uno de los grandes pasos evolutivos que dieron los humanos primitivos.

La llegada del fuego significo para nuestros antiguos antepasados, la capacidad dede poder viajar y sobrevivir en regiones que antes eran inaccesibles debido al calor que el fuego aportaba, y la posibilidad de mantener encendidas fogatas nocturnas, proporcionaba protección contra los animales salvajes, pero algo muy importante fue que nos dio la capacidad de cocinar alimentos, aumentando la diversidad de fuentes nutritivas disponibles, permitiéndonos incluir una mayor cantidad de carne y verduras en nuestra alimentación.

Los seres humanos que poblaron el mundo posteriormente a la llegada del fuego a nuestras vidas, tuvieron también la posibilidad de trabajar con metales, lo que permitió el desarrollo de herramientas y armas que eran cada vez más duraderas y eficientes. Y con el tiempo, aprendimos también a quemar combustibles, lo que permitió el desarrollo de motores y máquinas, que nos han permitido trascender nuestras limitaciones corporales.

El fuego, ese regalo tan importante, fue entregado a la humanidad, según los antiguos griegos, por el titán Prometeo, de quien hablaremos en este episodio.

Prometeo era parte de los titanes, aquellas deidades primitivas, que según la mitología griega, gobernaron la tierra antes de la llegada de los olímpicos, los dioses griegos más conocidos, los titanes y los dioses olímpicos lucharon en una cruenta guerra por controlar el poder del cosmos, guerra que como vimos en episodios anteriores terminaron perdiendo los titanes, la mayor parte de ellos fueron condenados al destierro en el Tártaro, que inicialmente fue entendido como un sitio de aislamiento de deidades peligrosas para el gobernante divino de turno, y que con evolución de la cultura griega fue mutando a una especie de infierno en el que los transgresores purgaban sus ofensas a los dioses.

Pero no todos los titanes fueron castigados, algunos que no formaron parte de la batalla, continuaron libres en la tierra, y ayudaron a los dioses a reconstruir el mundo que había quedado prácticamente destruido tras la cruenta guerra entre titanes y olímpicos, para ello cumplieron con algunas tareas encomendadas por los dioses. Y Prometeo junto con su hermano Epimeteo, serían partícipes de la reconstrucción de la tierra.

Prometeo crea a los seres humanos en una imagen de Hendrik Goltzius que ilustra una de las versiones de Las Metamorfosis de Ovidio.
Prometeo crea a los seres humanos en una imagen de Hendrik Goltzius que ilustra una de las versiones de Las Metamorfosis de Ovidio.

En uno de los mitos, se cuenta que tras la creación de todos los seres vivos incluyendo a los humanos, a partir del fuego y la tierra, y antes de que estas nuevas creaciones vieran la luz del día, es decir tuvieran vida propia, los dioses ordenaron a los dos hermanos, que les entregaran una serie de dones para asegurar su supervivencia en el mundo.

Para poder cumplir con la tarea en el tiempo que se les había ordenado, los hermanos acordaron dividirla; así Epimeteo, se encargaría de asignar los dones que correspondían a cada ser vivo, y Prometeo se encargaría de inspeccionar que los mismos estuvieran otorgados de manera adecuada, con el fin de que ningún ser vivo pudiera sentirse superior a los otros, tras definir que haría cada uno, los dos hermanos se pusieron a trabajar.

Epimeteo repartió diversos dones entre todas las criaturas, a algunas les dio pieles cálidas y con pelaje tupido para resistir el frío, a otras pieles gruesas y prácticamente impenetrables, entrego cornamentas y garras a cada criatura que veía con el fin de que pudieran protegerse, y algunos seres vivos ganaron también pezuñas para proteger sus pies, y permitirles correr.

Tras entregar estos dones, se definió una fuente de alimentos para cada ser vivo, así se determinó que habría animales que serían cazadores y otros que serían presa, y para asegurar que las presas no desaparecieran en corto tiempo se les otorgó la capacidad de generar una progenie prolífica.

Por fin, Epimeteo llegó a los hombres, a quienes había dejado al último, dándose cuenta de que no le quedaban dones que repartir, ya que había agotado todos los dones que los dioses le habían entregado con los demás seres vivos, así que no le quedaba nada que entregar.

Prometeo que estaba terminando de inspeccionar los dones que su hermano había entregado a las diferentes criaturas, llego hasta donde se encontraba Epimeteo, perplejo y absorto, mirando ante él a un ser indefenso y desnudo, el hombre.

La hora de la luz, en la que todas las criaturas verían la vida se acercaba, y Prometeo sabía que debía hacer algo o la humanidad sería expuesta al mundo que iba a comenzar a andar, desnuda y sin ninguna capacidad que permitiera su supervivencia.

Desesperado por ayudarlos, Prometeo robó todos los conocimientos de Atenea y Hefesto, conocimientos que se corresponde con la artesanía y la forja del metal, y se los entrego a los seres humanos, junto con el fuego; la clave necesaria para practicar estas artes.

El anterior es uno de los mitos que explican como los humanos llegaron a recibir el fuego de Prometeo, existe otro, que comienza con Zeus enojado, dejando a la humanidad desprotegida sin fuego, todo tras el truco realizado por Prometeo en Mecone.

El truco en Mecone, consiste en una astuta estratagema, ideada por Prometeo para beneficiar a la humanidad en la repartición de los productos destinados al sacrificio. Realizado por el titan cuando los dioses le pidieron que ayudara a resolver una disputa relacionada con la repartición de los productos tras él sacrifico de animales.

Prometeo siendo encadenado por Vulcano para cumplir con su condena, pintura de Dirck Barburen.
Prometeo siendo encadenado por Vulcano para cumplir con su condena, pintura de Dirck Barburen.

Prometeo decidió entonces matar una bestia, y dividió el producto del sacrificio en dos montones.

En una pila puso toda la carne y la mayor parte de la grasa del animal, pero lo cubrió con restos del vientre, dandole una apariencia poco apetitosa.

En otra pila, colocó los huesos y restos no comestibles, y los cubrió con una apetitosa capa de grasa.

Y dejo que Zeus eligiera que montón era el que le correspondía, y Zeus obviamente escogió la pila con la apetitosa cubierta de grasa. Esto, a pesar de que podía ver a través del truco.

Enojado por el intento de engañarlo, tomó el fuego del que hasta ese momento la humanidad disfrutaba, dejando a los hombres temblando de frío y desprotegidos ante las criaturas salvajes.

Prometeo se compadeció de ellos, así que robó un poco del fuego de los dioses, y lo llevo en el tallo de una planta de hinojo, que entrego encendido a la raza humana.

Sea cual sea la versión del mito que consideremos, los dioses, en especial Zeus, se enojaron mucho por los actos cometidos por Prometeo, siendo al final castigado por su robo.

Condenado a estar atado en una roca, y obligado a soportar que un águila le arranque su hígado cada mañana, todos los días por toda la eternidad. Por la noche, su hígado se regeneraba, solo para ser arrancado de nuevo al día siguiente.

Un final triste, para un benefactor de la humanidad no lo crees.

Prometeo fue condenado a ser atacado por un águia que devoraba su higado cada día, un organo en el que losgriegos creían residia el alma. Pintura de Peter Paul Rubens.
Prometeo fue condenado a ser atacado por un águia que devoraba su higado cada día, un organo en el que losgriegos creían residia el alma. Pintura de Peter Paul Rubens.

Afortunadamente, los griegos no dejaron a Prometeo encadenado en la roca, cumpliendo su condena por toda la eternidad. En desarrollos posteriores del mito, Esquilo y Hesiodo, lo liberan de su castigo. Cuando Heracles en alguna de sus aventuras viaja hasta el Cáucaso, el sitio donde fue encadenado, mata al águila que atormentaba al Titan y lo desencadena.

Heracles libera a Prometeo de su castigo. Pintura de Paul Bertin.
Heracles libera a Prometeo de su castigo. Pintura de Paul Bertin.

En cuanto al pobre Epimeteo, tiene su propia ración de problemas, una esposa llamada Pandora, la primera mujer; pero hablaremos de ella y de su jarrón lleno de miserias otro día.

Hasta entonces, mantente caliente, cocina la comida con el corazón, y en las noches frías, recuerda agradecer a Prometeo por robar el fuego....

Fuentes consultadas:

  • Commelin, P. (2017). Mitología griega y romana: El gran clásico de la literatura mitológica ahora recuperado. La Esfera de los Libros.
  • Cardona, F. L. (2018). Mitología griega. Ediciones Brontes.

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