Mitos, leyendas y folclore del mundo...

Hola a todos, bienvenidos a esta nueva temporada de Mitos y más, en primer lugar quiero disculparme por no haber podido subir episodios en las últimas semanas, pero a veces es difícil poder continuar con la dinámica de este proyecto por diversas situaciones, espero sin embargo poder ser más constante con la publicación de episodios este nuevo año, y dado que estamos empezando un nuevo año, y que muchos de nosotros nos miramos en el espejo, tratando de averiguar donde hemos tomado decisiones correctas y donde hemos errado, desarrollando propósitos que queremos cumplir con el fin de que las cosas mejoren, viendo hacia atrás, para poder mirar claramente hacia adelante, en este episodio abordaremos una deidad, que sería la adecuada a quien pedir ayuda para iniciar este nuevo año, un dios perteneciente al panteón de la Antigua Roma, Jano, el dios de las dos caras.

Bienvenidos a Mitos y más, un espacio en el que cuento historias de diversas culturas, en las que dioses, monstruos, héroes y humanos conviven, algunas son historias muy conocidas que crees haber escuchado, pero cuyos trasfondos y orígenes te sorprenderían, otras son historias poco extendidas, que probablemente no has oído, pero que tienen mucho que decir.

Una de las primeras cosas que distingue a Jano, de otras deidades romanas, es que no es una importación griega; Zeus por ejemplo se convirtió en Júpiter, Hera en Juno, pero no hay al menos que conozcamos hasta el momento un antecesor griego para Jano; es decir esta deidad es un invento exclusivamente romano.

Ahora bien ¿Qué tan importante era este Dios para los romanos? Numa Pompilio, que se cree es el segundo rey de Roma después de Rómulo, y que está asociado con la consolidación de muchas de las creencias religiosas romanas, le dio un lugar especial en su calendario estándar; mientras que algunos eruditos debaten esto, al menos según la tradición romana, el primer mes del año fue nombrado en honor a Jano el dios de las dos caras: Ianuarius.

Numa además construyó una puerta para el Dios, llamada Jano Bifronte, Jano Quirino o Portae Belli, esta estaba situada cerca del antiguo Foro Romano. El significado de este pasaje de doble pared era claro para todos los romanos; significaba guerra y paz. En tiempos de guerra, las puertas se dejaban abiertas, esto ocurría la mayoría de las veces, dada la propensión romana a desarrollar conflictos; durante los raros tiempos de paz, las puertas se cerraban.

Se cree que la capacidad de Júpiter para viajar a través del tiempo y el espacio fue facilitada por Jano, y en muchos sentidos, ocupó una posición por encima de todos los demás miembros del Panteón romano. Era, sin duda, un Dios de los espacios liminales, esos estados intermedios que marcan los límites de las transiciones.

Podemos obtener una idea de su importancia de un arcaico texto latino conocido como el Carmen Saliare, que era usado para las invocaciones religiosas del sacerdocio; allí, los epitafios destinados a esta deidad, incluyen al Sembrador, al Abridor, el Guardián de la Puerta, el Buen Creador, el más poderoso y mejor de los reyes, padre de los Dioses, Dios de los Dioses, y por último pero no menos importante, Conserje.

En otras palabras, Jano era definitivamente un Dios con el que había que contar.

Aunque lo más probable es que no sea griego, existen algunos estudiosos que lo relacionan con Hermes, es posible que tenga un origen etrusco; el dios Culsans también tenía una doble cara, aunque era más joven que Jano, ya que se le representaba como un ser sin barba.

Como el Dios de las puertas, portales y viajes, Jano tenía dos símbolos portentosos: una llave y un bastón. También se le asociaba con Cardea, la diosa de las bisagras, al menos esa es la afirmación de Ovidio es su libro inacabado acerca de los meses romanos, los Fastos, donde también relaciona a Jano con el desterrado Dios Saturno (Cronos para los griegos).

Como el Dios de los nuevos comienzos, y el Dios de Enero, el primer día del mes era celebrado con buen ánimo por todos los romanos, una forma esperanzadora de empezar de nuevo; y si eso no suena familiar…

Bueno, ¡que tengas un feliz Año Nuevo!

Y nunca olvides que para mirar hacia adelante, a veces todos necesitamos mirar hacia atrás.

Fuentes consultadas:

  • Oliver, L. F. (2015). Mito y dualidad de los emblemas de Alciato: Cadmo, Pan y Jano. EMBLECAT, Estudis de la Imatge, Art i Societat, (4), 11-22.
  • López, O., Bocanegra, H., Mazuera, P., Daza, A., & Forero, R. (2012). Jano. glia, 5-26.
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