La historia de la diosa Vân Cát, un modelo de emancipación femenina.
A veces los mitos se contraponen con la cultura imperante en un momento dado, un ejemplo de ello es la leyenda de Lieu Han y la diosa Vân Cát
En este episodio abordaremos la leyenda de la princesa vietnamita Lieu Han, también conocida como la diosa Vân Cát, un importante deidad del Thanismo una religión propia de Vietnam con orígenes en el taoísmo.
Esta deidad presenta ciertas características interesantes que rompen ciertos esquemas propios de la época en que se desarrolla, ya que esta deidad femenina cuenta con ciertas libertades que se oponen al estatus tradicional que tenía la mujer en Vietnam a inicios del siglo XVII.
Pero no solo la deidad es llamativa si no la autora que escribió la principal obra en la que se basan los mitos relacionados con esta diosa también consiste en un caso particular para la época, ya que se dedicó a la actividad intelectual casi de manera íntegra y se casó solo cuando encontró un pretendiente compatible con sus curiosidades tanto espirituales como intelectuales.
Esto es mitos y más un viaje alrededor de los mitos y leyendas del mundo. Empecemos.
Como hemos dicho Lieu Han es una deidad muy importante en Vietnam, y la mayor parte de lo que conocemos acerca de esta deidad proviene del Vân Cát Than Nu truyện que se traduce como La historia de la diosa Vân Cát, un libro escrito en la década de 1730 por Doàn Thị Ðiểm, una autora que como dijimos en la introducción, resulta extremadamente interesante, que abordaremos en estos momentos.
Según cuentan las historias, la autora, era una mujer hermosa y culta, a la que no le faltaban pretendientes, pero ella rechazó a todos diciendo: "sería mejor no casarse en absoluto que unirse a una persona con la que no se siente afinidad".
En lugar de llegar a un matrimonio en su juventud, algo casi obligatorio para las mujeres en la época, la autora eligió trabajar y mantenerse a sí misma, asumiendo el papel de tutora en el palacio real, y posteriormente abriendo una escuela propia.
Finalmente encontró un hombre con el que se sentía intelectualmente compatible, un erudito que era oficial del ejército, con el que se casó a la edad de 37 años. Sin embargo, el matrimonio fue breve, ya que Ðoàn Thị Ðiểm falleció a la edad de 44 años.
Ahora que tenemos algunas ideas acerca de la vida de la autora de la principal fuente del mito revisemos la historia y veamos que podemos encontrar de interesante.
La historia de la princesa Liêu Han comienza en el pueblo de Vân Cát, donde un hombre llamado Lé Thái Công espera impacientemente a que su esposa diera a luz.
Sin embargo la fecha del parto se retrasa de manera importante, y esto provocaba que él se preocupara más y más, especialmente porque ella había empezado a demostrar signos de estar afectada por la duración del matrimonio y ni los médicos ni los magos había podido ayudarla.
Un día, un desconocido llegó a la aldea, y anunció que podría ayudar a la mujer.
Al oír esto, Thái Công convenció a los porteros de que le dejaran entrar. Y lo llevo a su casa, una vez que estuvieron solos, el extraño hombre sacó un gigantesco martillo de jade de debajo de sus ropas, y lo tiró al suelo. Cuando el martillo impactó en el suelo Thái Công cayó inconsciente.
Mientras dormía, Thái Công tuvo una visión. Acompañado de un gigante, llegó al palacio celestial del Emperador de Jade. Allí vio a una hermosa joven con una delicada copa en sus manos. Mientras se arrodillaba para entregársela al emperador, la copa se le escapó de las manos y cayó al suelo, rompiéndose en un millón de pedazos. El Emperador se enfureció, expulsando a la joven del palacio y enviándola a la tierra como castigo.
Tan pronto como Thái Công despertó, su esposa dio a luz a una niña sana. Dándose cuenta de que la bebé era la encarnación de la joven del palacio, le puso el nombre de Giáng Tién, un nombre que significa: “el hada que bajó”.
Giáng Tién era una niña hermosa y amable. Le encantaba la poesía y las canciones. Con el tiempo llegó a la edad adulta y Thái Công la envió a vivir con un mandarín, un burócrata jubilado, donde tendría más acceso a la sociedad, y podría conseguir un buen marido.
Giáng Tién pronto se casó con el hijo del mandarín, y junto con él tuvo dos hermosos hijos, viviendo una vida de ensueño, hasta que Giáng Tién murió repentinamente a la edad de 21 años.
Mientras la familia lloraba su pérdida, Giáng Tién retomó su papel de hada y fue llevada de vuelta al Palacio Celestial.
En el cielo el hada extrañaba su vida terrenal, y al ver su tristeza las otras hadas sintieron lástima por ella, y convencieron al Emperador de Jade para que la dejara volver.
El Emperador de Jade finalmente cedió, permitiéndole regresar en el segundo aniversario de su muerte, dándole un nuevo título: Princesa Lieu Hạnh.
La princesa regresó con su familia, revelando su naturaleza de hada y su papel en el Palacio Celestial. También explicó que aunque los amaba a todos, no podía quedarse con ellos. Su nueva vida no le permitía permanecer en el mismo lugar, pero había venido a consolarlos, y a anunciarles que se reunirían más tarde en el palacio celestial.
Desde entonces, la princesa Liêu Hanh deambuló, y con el tiempo sus padres, esposo e hijos murieron.
Pero ella continuó viajando por el mundo, sin ataduras a nadie ni a nada. Buscó la belleza de la tierra, cantando sus canciones y tocando su flauta mientras avanzaba.
Finalmente conoció a un pobre estudiante huérfano llamado Sinh a quien reconoció como la encarnación de su marido. Se cortejaban con hermosos poemas, y Liêu Hanh lo convenció de que se casara extraoficialmente con ella en una ceremonia bajo la luna.
De nuevo, los dos vivieron felices juntos, y tuvieron un hermoso hijo, pero llegó el día en que Liêu Hanh debía partir de nuevo. Esta vez fue honesta con su marido, explicando su naturaleza de hada. Su esposo estaba angustiado, pero la dejó ir mientras ella ascendía de nuevo a los cielos.
Liêu Hanh regresó al palacio celestial, pero pronto sintió nostalgia por la tierra y su vida, así que volvió al pueblo de Vân Cát donde bendijo a los buenos y castigó a los que la disgustaban.
A medida que crecía la noticia de sus poderes, el pueblo construyó un santuario en su nombre, adorándola como a una diosa.
A finales de 1600 la dinastía gobernante escuchó rumores de esta diosa, y pensando que era un espíritu maligno ordenó que su templo se quemara hasta los cimientos.
Después de que se quemara el santuario, la aldea sufrió numerosos desastres y la gente comenzó a entrar en pánico, construyendo una plataforma gigante que llenaron con ofrendas a la diosa.
Liêu Hanh se apareció ante todos ellos, ordenó que se construyera un nuevo templo, y levantó la maldición de la aldea una vez que la construcción fue completada.
Se ha analizado la historia de Liêu Hanh, concluyendo que es una historia rara de emancipación femenina en una región donde la libertad de las mujeres estaba severamente limitada.
Liêu Hanh tenía la capacidad y la libertad de moverse donde quisiera, vagando por los cielos y la tierra. Ella no estaba atada por sus maridos o hijos, y eligió casarse solo por amor. Su unión con Sinh, una pobre estudiante sin dinero, demostró que valoraba el amor y la compañía intelectual por encima de todo lo demás que el mundo tenía para ofrecer.
¿Cómo una historia que rompe de manera tan clara las costumbres establecidas?
Posiblemente por el gran valor literario de la historia, y por ende por el efecto de la autora en el mismo, al fin y al cabo no podemos dejar de pensar en Lieu Han como un símbolo de ruptura y como un medio de expresión de la autora que tuvo que convertir en diosa a una mujer que cumplía con sus deseos sin sentirse atada.
Fuentes consultadas:
- Dror, O. (2002). Ðoàn Thị Ðiểm's' Story of the Vân Cát Goddess' as a Story of Emancipation. Journal of Southeast Asian Studies, 63-76.