Mitos, leyendas y folclore del mundo...

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Llega Halloween, una fecha especialmente llamativa, llena de rituales y con profundas conexiones con otras festividades paganas como el Samhain, es típico además que en esta festividad aparezcan una series de personajes míticos llamativos, como hombres lobo, zombies, vampiros y brujas, y es de las últimas de quienes vamos a explorar su desarrollo histórico las próximas semanas.

Las brujas y la brujería, cuentan con una historia amplia y bien desarrollada, que tiene sus raíces, cómo casi toda la cultura occidental en las culturas de Grecia y Roma. Cuando analizamos las fuentes provenientes de estas culturas, encontramos que ambas poseían creencias muy arraigadas en la magia y la brujería, la mayoría de las cuales han sobrevivido o reaparecido en el presente.

Cabe aclarar que esto no significa de ninguna manera que la forma en qué se entiende la magia y como se representa a la bruja hayan sido transmitidas de manera lineal desde la época clásica hasta el siglo XXI. Si no que más bien, en el desarrollo de las ideas y conceptos relacionados con la brujería, los pensadores de cada época recurrieron a modelos establecidos previamente para formar versiones propias.

Aun entonces, como sucede hoy en día, no existía una idea unánime en torno a la imagen de la bruja y la brujería. Una persona podía incluso presentar varios puntos de vista sobre el tema. Sin embargo, podemos afirmar que la figura de la bruja, tal y como se desarrolló en el periodo premoderno, y que ha llegado hasta nuestros de tiempos de manera más o menos conservada, se basó en gran medida en las representaciones de la magia y la brujería desarrolladas en el periodo anterior al declive del Imperio Romano de Occidente (c. 476 de la era cristiana).

Es por ello que podemos decir que la construcción literaria clásica de la bruja malvada, que elaboraba brebajes para causar daño, se mezcló con las prácticas reales de magia y brujería tanto que tanto profesionales como aficionados realizaban. Y posteriormente se reforzaron con las ideas de los amuletos, los hechizos, las maldiciones y la herboristería. Generando un estereotipo que persiste hasta nuestros días.

Medea y el estereotipo de bruja

Un personaje claramente relacionado con la imagen de bruja que concebimos habitualmente es Medea, cuya historia se cuenta en el mito de Jasón, el capitán de una expedición de héroes conocidos com los argonautas, que tenían como finalidad conseguir el vellocino de Oro, que le pertenecía al rey de la Cólquida Eetes, que a su vez era padre de Medea.

La leyenda dice que cuando Medea vio por primera vez a Jasón, se sintió profundamente enamorada del apuesto héroe, e inmediatamente sintió una pasión abrumadora por él. Conocedora de que su padre había accedido a ceder el vellocino, si Jasón podía efectuar una serie de tareas extremadamente complejas, que Eetes consideraba imposibles. Y aun sabiendo que ayudar a Jasón significaba traicionar a su padre y familia, Medea decidió ayudar al héroe griego, para ello utilizo varias hierbas mágicas y diversos hechizos, que permitieron que Jasón completara los retos que le habían sido impuestos.

A cambio de su ayuda, sin la que no hubiera podido conseguir el vellocino, Jasón juró por los ritos sagrados de Hécate tomarla como esposa, y tras llegar a Yolco, la ciudad de la que Jasón provenía, el héroe pidió a su nueva esposa que usara sus habilidades mágicas para prolongar la vida de su anciano padre, Aesón.

En la siguiente luna llena, Medea se dirigió descalza, vestida con ropas delgadas y con el pelo suelto, a una arboleda sagrada a medianoche. Extendió los brazos hacia el cielo nocturno estrellado; giro tres veces, roció sus cabellos con agua tomada del arroyo tres veces, y luego se arrodilló en la tierra para rezar a Hécate, la triple diosa del inframundo. Invocó los poderes de la tierra, el aire, el agua y el fuego para que la ayudaran en su petición. Tras ello voló por el cielo nocturno en un carro tirado por dragones alados para recoger hierbas para su hechizo. Cuando regresó, puso los ingredientes en un caldero que burbujeaba sobre el fuego. En un altar a Hécate, sacrificó una oveja de pelo negro y mezcló su sangre con leche y miel. Después de purificar al padre de Jasón con esta mezcla, sustituyó la sangre del anciano por el brebaje de hierbas y lo rejuveneció.

La historia de Medea es un buen ejemplo de cómo la magia se convirtió en brujería. La hechicera griega ha resistido la prueba del tiempo. Siglos antes de que el poeta romano Ovidio relatara la historia de Jasón y el vellocino de oro en el libro VII de Las Metamorfosis, Medea era conocida en la mitología griega como nieta del dios del sol Helios y sacerdotisa de la diosa Hécate.

Originalmente, Medea no era una bruja, sino una diosa menor en el panteón griego de deidades. En la versión latina original del poema, Ovidio dice que Medea utiliza “cantusque artisque magorum”, que se traduce como: los conjuros y las artes de los magos o sabios. Sin embargo, las traducciones del texto suelen usar la palabra hechicera o bruja para describir a Medea, con todas las connotaciones negativas que ese término implica.

Ciertos aspectos de la actuación mágica de Medea se asociaron con la brujería: volar por el aire, preparar pociones y entonar conjuros. Según la versión de Ovidio, Medea empleaba sus talentos mágicos como sacerdotisa para el bien, en lugar de lanzar hechizos para causar daño, lo que define a la bruja malvada. Sin embargo, la figura de la bruja nocturna malvada y el poder que las mujeres tenían eran temas fascinantes para los autores y dramaturgos. Como resultado de ello, Medea se convirtió en la bruja estereotipada. En la obra Medea, el dramaturgo romano Séneca la retrata como una bruja malvada con poderes ilimitados, que puede maldecir a sus enemigos con pócimas elaboradas en su caldero.

Circe, la diosa que se convirtió en bruja

Pero Medea no está sola, existe otra figura mitológica que cuenta con una reputación similar, Circe. Antes de que Ovidio y Séneca representaran a Medea, Circe fue descrita en el Libro X de la Odisea de Homero. En su regreso a casa tras la caída de Troya, Odiseo se encontró con Circe en la isla de Ea. Homero la describió como una diosa, hija del titán Helios. Circe convirtió a la tripulación de Odiseo en cerdos dándoles de comer comida mezclada con drogas, seguido de un movimiento de su varita mágica, una acción nada descabellada para una mujer que vive sola en una isla remota. Los marineros no suelen tener la mejor reputación.

Odiseo fue capaz de resistir su magia porque el dios Hermes le había dado una hierba mágica preventiva. Tras algunas negociaciones, Circe convirtió a los compañeros de Odiseo de nuevo en hombres, más jóvenes y guapos que antes. Parece un buen trato.

También alimentó y entretuvo a la tripulación durante un año, hasta que se recuperaron del cansancio de sus aventuras anteriores. Cuando llegó el momento de que Odiseo partiera, Circe le indicó cómo entrar con seguridad en la casa de Hades para consultar con el espíritu del vidente ciego Tiresias sobre cómo encontrar el camino de vuelta a casa.

A pesar de sus esfuerzos por ayudar a Odiseo, Circe es representada con frecuencia como una bruja malvada más que como una diosa servicial. Nótese que el dios Hermes nunca es considerado como un practicante de brujería, a pesar de que utilizaba una hierba mágica para contrarrestar la magia de Circe.

Odiseo y la nigromancia

Odiseo también es representado como un héroe, a pesar de su relación con la nigromancia. De hecho, es, históricamente, el primer nigromante del que se tiene constancia. El contraste entre la actuación mágica de Circe y la de Odiseo nos dice más sobre los ideales de género que rodean la magia y la brujería que sobre las prácticas mágicas reales. En el libro XI de la Odisea, Odiseo, siguiendo las instrucciones de Circe, realizó ritos nigrománticos para resucitar a los muertos en el Hades. El ritual era muy similar a los esfuerzos de Medea para aumentar la vida del padre de Jasón. Odiseo cavó una fosa y degolló un par de ovejas negras sobre la fosa, que había sido bendecido con leche, miel, vino y cebada. Con votos y oraciones, llamó a los espíritus de los muertos para que se levantaran. Muchos fantasmas fueron atraídos por la sangre, que les habría dado el poder de hablar. Pero finalmente el espíritu de Tiresias apareció y le ofreció su consejo para el viaje posterior. Las acciones de Odiseo suelen interpretarse como ritos religiosos con fines de adivinación o profecía, en contraposición a los hechizos mágicos.

La magia y la brujería en Grecia y Roma

Las historias sobre Medea, Circe y Odiseo plantean la cuestión de lo que constituye la magia. La línea que separa la religión de la magia era, y sigue siendo, muy borrosa. En la antigua Grecia y Roma, los ritos religiosos tenían matices mágicos, especialmente para el observador moderno. Los ritos tradicionales que se realizaban en las tumbas para apaciguar a los muertos eran similares, si no idénticos, a los rituales que se realizaban para invocar a los muertos para la adivinación.

También se efectuaban elaborados rituales para obtener el favor de los dioses. Oraciones, exorcismos, abluciones, sacrificios de animales, invocaciones y el uso de una complicada parafernalia eran algunos de los elementos de estas ceremonias mágico-religiosas. Los procedimientos religiosos se llevaban a cabo en un templo. La función de estos rituales públicos no sólo era aplacar a los dioses, sino que también cumplían una función antropológica en la sociedad. Los rituales religiosos unían a la comunidad. Sin embargo, los rituales similares ejecutados en secreto despertaban sospechas sobre los motivos de los magos y separaban al mago de la sociedad en general. Aunque el mago, al igual que el sacerdote, intentaba conseguir una ayuda sobrenatural, la magia no solía estar consentida.

¿Cuál es el origen de la magia en la antigua Grecia?

Los griegos no se consideraban los fundadores de la magia. Atribuyeron la magia al profeta persa Zoroastro, que fundó la religión del zoroastrismo, que aún se practica en partes de la India, Irán y otros lugares. Se cree que los Reyes Magos representados en la historia del nacimiento de Jesús son magos persas o discípulos de Zoroastro. Las prácticas persas se consideraban mágicas en la antigua Grecia, porque las prácticas extranjeras suelen ser consideradas “supersticiosas” por la cultura dominante. Las prácticas religiosas de una cultura pueden ser la magia de otra. Por ejemplo, la transubstanciación de la hostia durante la eucaristía en la misa católica romana es considerada supersticiosa por la facción protestante del cristianismo. Pero para el seguidor católico, la transformación de la hostia está orquestada por un hecho divino. Un método para distinguir entre religión y magia es examinar la intención del practicante. El oficiante religioso ofrece oraciones y sacrificios a los dioses de forma sumisa, con la esperanza de que estos se complazcan y le sonrían amablemente. El mago, en cambio, intenta manipular y controlar a los espíritus sobrenaturales para obtener sus deseos. Pero esto sigue dejando la cuestión de por qué Circe es considerada una bruja y Odiseo no.

Canidia y el estereotipo de bruja en la antigua Roma

En algunos casos, no había dudas sobre la opinión del autor respecto a la brujería. Los romanos, más que los griegos, promovieron la idea de la bruja malvada en los escenarios literarios. El poeta romano Horacio presentó un concepto plenamente desarrollado de la bruja malvada en la Oda V de sus Epodos. La bruja Canidia, con sus cabellos despeinados entretejidos con serpientes, utilizaba sapos, plumas de búho, hierbas venenosas y huesos para fabricar un amuleto. La pieza central de su brebaje era un niño, al que había enterrado hasta el cuello. Le puso a la vista comida deliciosa para intensificar su deseo mientras moría de hambre en la fosa. Canidia pretendía extraer su hígado, que estaría lleno de deseo, para añadirlo a su poción. Invocó a la Noche y a la diosa Diana para que fueran testigos de sus procedimientos. Es posible que Horacio abordara de forma satírica el tema de la brujería al destacar los aspectos grotescos de los hechizos de Canidia. Sean cuales sean sus motivos, su contribución al género de las brujas literarias ha tenido un efecto duradero.

Esto no quiere decir que exista una línea de descendencia directa desde las concepciones griega y romana de la magia y la brujería hasta nuestros días, o incluso hasta la Edad Media. Sin embargo, las construcciones posteriores de la bruja, como las representadas por Shakespeare, se inspiraron en estas fuentes literarias clásicas. Hollywood es sólo el jugador más reciente en este juego. Los textos clásicos fueron continuamente redescubiertos y reinterpretados por los teólogos cristianos, así como por los dramaturgos. El concepto de bruja femenina, que fabrica pócimas desagradables para buscar el amor o la venganza, fue ampliamente aceptado. Y las brujas clásicas solían estar alineadas con las diosas del inframundo, que posteriormente se convertiría en el infierno cristiano.

Además de la configuración de las brujas y la brujería, la época clásica aportó una filosofía que más tarde tendría un profundo efecto tanto en la magia moderna temprana como en el paganismo moderno. El filósofo griego Platón desarrolló la idea del anima mundi o alma del mundo, a través de la cual existe una conexión entre todos los seres vivos. Casi todos los filósofos griegos adoptaron la noción de que los mundos natural y sobrenatural estaban vivos y eran inteligentes, pues tenían alma (psique) y razón (nous).

Platón sostenía que "todo está lleno de dioses"; en otras palabras, lo divino es inmanente. No sólo los cuatro elementos del mundo físico (fuego, aire, agua y tierra) compartían el alma del mundo, sino también las estrellas y los planetas de los cielos.

La capacidad de los cuerpos celestes para afectar a los humanos terrestres era lo que sustentaba el poder de la astrología.

Se podía acceder a las virtudes de los cuerpos celestes empleando los materiales terrestres que resonaban con ese planeta o estrella en particular. Este concepto combinado de divinidad innata y conciencia cósmica es lo que los magos posteriores utilizaron para justificar sus experimentos.

La doctrina de Platón sobre el macrocosmos y el microcosmos se empleó ampliamente después del Renacimiento para explicar el funcionamiento de la magia.

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