Los zorros Kitsune y la brujeria.

En Japón se creía que los zorros, llamados también kitsune, estaban asociados con el poder que tenían ciertos hechiceros, es llamativo que a pesar de sus diferencias, estas leyendas presenten similitudes con la version occidental de la brujería.

Los zorros Kitsune y la brujeria.

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Ahora nos trasladamos al Japón pre-moderno, vemos a una mujer pálida y temblorosa, parece enferma, y habla con un grupo de personas, podemos escuchar que se queja de que todas las noches le asaltan sensaciones mortales de asfixia y oleadas de inexplicable calor corporal.

El sacerdote, que está presente en esta conversación, rápidamente asocia los síntomas con un caso de posesión, y con base en su sospecha, sienta a la mujer frente a su santuario doméstico y le indica que recite varias oraciones poderosas.

Casi de manera inmediata, la mujer empieza a balbucear y su temblor se torna más intenso, casi convulsivo, mientras sus manos se unen en una especie de plegaria, todo ello signo de que se halla inequívocamente poseída por un zorro.

El sacerdote entonces inicia un ritual denominado mondō, un diálogo con el espíritu que posee a la mujer, y que es uno de los métodos estándar de exorcismo.

– ¿Quién eres tú?, pregunta, ¿y por qué molestas a esta mujer?.

– No tengo nada en contra de ella, responde el zorro, pero estoy obligado por cierta persona a atormentarla y, si es posible, a matarla.

– ¿Quién es esa persona? Pregunta el sacerdote.

– Es un asceta, responde el zorro. Otra mujer le pagó tres yenes para que me enviara a hacer este recado. Lo lamento, pero tengo que obedecer las órdenes si quiero recibir mi comida diaria.

Una de las características más llamativas de los kitsune es su capacidad de poseer a varias personas.
Una de las características más llamativas de los kitsune es su capacidad de poseer a varias personas.

La brujería es un tema que se extiende de manera amplia en el folclore mundial, en nuestro imaginario colectivo cuando hablamos de brujería, lo más común consiste en imaginar a una bruja, una mujer, vestida con una larga capa negra y un sombrero puntiagudo, volando sobre el cielo en una escoba, con una variedad de poderes mágicos.

Esta imagen típica va asociada con otro complemento importante, el espíritu familiar, un guía que generalmente toma una forma animal, y ayuda a la bruja mientras practica la magia o la brujería.

La mayor parte de las leyendas occidentales acerca de brujas, identifican la adoración de espíritus malignos como la fuente de su poder, algo que llevó a que las mujeres consideradas poderosas, fueran reprimidas y perseguidas en la Edad Media, y que también se traduce a la evolución de las leyendas de algunos personajes femeninos de la mitología occidental, pero esta relación entre el poder de una bruja y el pacto con un ser maligno que cuanto más poderoso es, más poder entrega a la bruja, no ocurre en el caso de Japón, en Japón, el responsable del poder de la bruja es el espíritu familiar.

El fenómeno de la brujería en Japón

Al igual que ocurrió en Occidente, en Japón varios fenómenos que resultaban inexplicables, tales como enfermedades, inundaciones y otros eventos catastróficos, se justificaban mediante la acción de espíritus malignos.

En el caso de Japón, se pensaba que en caso de que varios tipos de enfermedades y comportamientos inexplicables podían estar influenciadas por la posesión de diferentes espíritus animales: serpientes, perros, tejones y en especial de zorros.

Los animales que tenían la capacidad de poseer a personas toman el nombre en conjunto de tsukimono o “seres poseedores”. El porqué de la posesión podía ser explicado como un acto de venganza, por ejemplo, cuando un humano mata a uno de sus hijos, o destruye su hogar, o algo parecido. O por simple codicia, como un zorro que quiere comer una deliciosa golosina que normalmente no puede conseguir.

Cuando un ser humano estaba afectado por la acción de un tsukimono, los efectos que esta posesión tenían en la persona eran diversos y dependían del espíritu que lo poseía. Se dice que una víctima de tanuki-tsuki (posesión de tanuki) come vorazmente hasta que su vientre se hincha como el de un tanuki, causando la muerte a menos que sea exorcizada. Una persona poseída por un caballo uma-tsuki, se volvía maleducada, resoplando por todo y metiendo la cara en la comida para comer como un caballo.

Pero de todos los tsukimono el más común era la posesión por un zorro conocido como kitsune-tuski, que a diferencia otros tsukimono: en lugar de que el poseído adopte atributos de zorro, el kitsune-tsuki se siente como un ataque corporal, con dificultad para respirar, dolores fantasmas, hablar con voces extrañas y ataques epilépticos. Los síntomas del kitsune-tsuki se asemejan a la clásica posesión demoníaca de la cultura occidental. El zorro kitsune, puede llegar a ser el espíritu familiar de un individuo, o pertenecer a toda una familia.

Otra gran diferencia con el kitsune-tsuki es que, en lugar de que la posesión sea la voluntad del espíritu, puede ser un ataque deliberado. Este ataque es iniciado por un kitsune-tsukai, un tipo de hechicero que tiene a uno o varios kitsune invisibles a sus órdenes, y que puede enviarlos a poseer a la gente a voluntad.

Los motivos por los que un kitsune-tsukai usa a un espíritu para atacar a otra persona son variables, desde la venganza hasta el lucro. Según los reportes, existía un tipo de kitsune-tsukai extorsionista especialmente retorcido que enviaba a su kitsune a poseer a alguien, y luego se presentaba bajo la apariencia de un exorcista para expulsar al espíritu, a cambio de una tarifa, por supuesto.

Obteniendo el poder de un kitsune

Pero ¿cómo adquieren los kitsune-tsukai su poder?

Los kitsune-tsukai adquieren poder sobre sus familiares en lo que se conoce como el rito Izuna-ho o Izuna. El ritual completo se recoge en el Honcho Shokkan del siglo XVII: encontrar una zorra preñada, alimentarla y domesticarla. Cuando dé a luz, cuida especialmente de sus cachorros. Cuando sus cachorros sean lo suficientemente fuertes, vendrá y te pedirá que le des un nombre como agradecimiento. Una vez hecho esto, el zorro al que has dado nombre estará bajo tu control y responderá al poder de su nombre. Sigue alimentando al zorro, y ya eres un Kitsune-tsukai.

Una de las maneras de obtener control sobre un kitsune, se basa en el cuidado.
Una de las maneras de obtener control sobre un kitsune, se basa en el cuidado.

El Kitsune puede volverse invisible; con el fin de conseguir objetos deseados; puede cambiar de forma y engañar a los enemigos del Kitsune-tsukai. Sin embargo, de todos sus poderes, el más espantoso es la habilidad de los Kitsune para poseer a un ser humano, que como mecronea anteriormente es descrita como lo que en occidente sería una posesión demoníaca.

Una descripción de este tipo de posesión, fue descrita por el folclorista del siglo XIX Lafcadio Hearn de la siguiente manera:

Extraña es la locura de aquellos en los que entran los zorros demoníacos. A veces corren desnudos gritando por las calles. A veces se acuestan y echan espuma por su boca, mientras gritan como zorros aullando. Es entonces cuando en alguna parte del cuerpo del poseído aparece un bulto en movimiento bajo la piel, un bulto que parece tener vida propia. Pínchalo con una aguja y se desliza instantáneamente a otro lugar. De ninguna manera el bulto puede ser comprimido, aun por una mano fuerte, siempre se logra deslizar por debajo de los dedos. También se dice que las personas poseídas hablan y escriben idiomas de los que eran totalmente ignorantes antes de la posesión. Y solo comen lo que se cree que les gusta a los zorros - tofu, aburagé, azukimeshi, etc. - y comen mucho, alegando que no ellos, sino los zorros que los poseen, tienen hambre.

Algo que resulta llamativo, es que el fenómeno de los kitsune-tuski, fue tratado como una enfermedad mortal hasta la Segunda Guerra Mundial. Como se puede notar en el fragmento de un libro de F. Hadland Davis, en el que se indica que un equipo de investigadores de la Universidad Imperial de Japón aún trata de buscar solución al fenómeno kitsune:

”Con frecuencia se dice que la posesión demoníaca se debe a la influencia maligna de los zorros. Esta forma de posesión se conoce como kitsune-tsuki. La víctima suele ser una mujer de clase pobre, muy sensible y abierta a creer en todo tipo de supersticiones. La cuestión de la posesión demoníaca sigue siendo un problema sin resolver, y los estudios del Dr. Baelz, de la Universidad Imperial de Japón, parecen apuntar al hecho de que la posesión animal en los seres humanos es una verdad muy real y terrible después de todo. Observa que el zorro suele penetrar en la mujer a través del pecho o entre las uñas, y que el zorro vive una vida propia y separada, hablando con frecuencia con una voz totalmente diferente a la del humano".

Sin embargo, por muy poderosos que sean los Kitsune-tsukai, no son nada comparados con las familias de brujas que contaban con zorros como familiares.

Conocidas como tsukimono-suji, se afirma que durante generaciones han tenido espíritus en su posesión, y que gracias a los poderes malignos de estas criaturas no solo se han enriquecido enormemente, sino que también pueden vengarse de aquellos que les desagradan poniendo a las criaturas en su poder.

Se creía que el tener la marca del zorro asociada a tu familia, tarde o temprano, te llevaría a la desgracia, ya que la personalidad de los zorros era traicionera, y en cualquier momento podían sentirse traicionados, sin que exista un motivo claro, abandonado la casa, no sin antes destruir todo y llevarse todas las riquezas. Además, se suponía que los métodos usados por los zorros para llevar riqueza a sus poseedores no eran del todo legítimos.

El estigma de la tenencia de zorros se considera, en primer lugar, una especie de contagio; se puede "coger" la contaminación, por ejemplo, viviendo en una casa ocupada por un antiguo propietario de zorros, o comprando sus tierras después de que haya quebrado. Pero también es una contaminación hereditaria, transmitida, es interesante señalar, en gran medida, en la línea femenina.

Por lo tanto, si quieres evitar el estigma, debes evitar todo tipo de negocios con las familias propietarias de zorros. No debes visitar sus casas, no debes pedirles dinero prestado ni comprarles tierras. Debes evitar ofenderlos. Pero, sobre todo, debes procurar que ni tú ni tus parientes se casen con ninguna de sus chicas. Recibir en tu familia a una novia que esté asociada, aunque sea remotamente, con el estigma del zorro es arriesgarse a adquirir el estigma en toda su extensión. En algunos lugares se creía que los zorros, hasta un número de setenta y cinco, acompañaban a la muchacha cuando iba a la casa de su novio. En lo sucesivo, esa casa, y todas las ramificaciones y subramas de la familia, estarían contaminadas. Por eso se decía que, cuando se concertaba un matrimonio, la primera pregunta que había que hacer sobre la familia de la novia, incluso antes de asegurarse de que estaba libre de tuberculosis, locura y miopía, era si había o no la más mínima sospecha de tenencia de zorros. Si se descubría que era así, se interrumpían las negociaciones de inmediato.

Hay algunos paralelismos interesantes entre el Tsukimono-suji y ciertas tradiciones de brujería europeas, desde la importancia de los familiares hasta la noción de familias matri-lineales de brujas.

Existen asimismo conceptos similares de posesión de los espíritus, fenómeno del que se ha acusado a las brujas de todos los continentes a lo largo de los siglos.

Aún nos quedan muchas cosas que decir sobre los Kitsune, empezando por su devoción a la diosa del Arroz Inari, pasando por las esferas mágicas que contienen sus poderes, o su destreza como amantes cuando toman forma humana, pero eso será tema de otro episodio.

Mientras tanto, la próxima vez que te encuentras con un zorro, ten cuidado, puede ser un poderoso familiar de bruja.

Fuentes consultadas:

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