Ares el dios griego de la guerra
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En el mundo de la mitología griega, Ares, el dios de la guerra, es una de las deidades más fascinantes y a menudo malinterpretadas. Aunque hoy en día se le percibe como un símbolo de fuerza y poder, los antiguos griegos no lo veían de la misma manera. En nuestro episodio del podcast "Mitos y más", exploramos las historias menos conocidas de Ares, desde su reputación como un dios cobarde y temido por los suyos hasta sus batallas con héroes como Hércules. Si te apasionan las leyendas griegas o buscas un podcast de mitología en español que profundice en estas historias, estás en el lugar correcto. Acompáñanos mientras desentrañamos los mitos y secretos de Ares, el dios que definió la guerra en toda su brutalidad.
Transcripción del Episodio:
¡Hola a todos y bienvenidos a otro emocionante episodio de Mitos y más! Hoy tenemos un tema fascinante y, aunque pueda parecer conocido, les aseguro que revelará aspectos sorprendentes y menos explorados de una deidad que todos creemos conocer: Ares, el dios de la guerra.
Ares es una figura que ha capturado la imaginación moderna, apareciendo en cómics, videojuegos y películas como un poderoso y temible guerrero. Pero, ¿sabías que en la antigua Grecia Ares no gozaba de la misma reverencia que otras deidades? De hecho, su propia familia divina lo despreciaba y temía. ¿Cómo es posible que el dios de la guerra, en una cultura tan belicosa, fuera tan poco valorado?
Hoy, te invito a descubrir la verdadera esencia de Ares, más allá de la imagen popular que tenemos de él. Vamos a explorar por qué los antiguos griegos lo veían de manera tan diferente y cómo sus historias nos revelan un dios mucho más complejo y controvertido de lo que podríamos imaginar.
Así que, acomódate y prepárate para un viaje a través de batallas divinas, pasiones ardientes y misterios mitológicos. Porque lo que estás a punto de escuchar cambiará tu percepción de Ares para siempre.
Parte 1: Introducción a Ares
Para comenzar, conozcamos a Ares, el dios de la guerra y uno de los doce grandes dioses olímpicos de la mitología griega. Ares es el hijo de Zeus, el rey de los dioses, y Hera, la reina del Olimpo. Desde su nacimiento, Ares estaba destinado a la grandeza, pero no precisamente de la manera que podríamos imaginar.
A diferencia de otros dioses que eran venerados y celebrados, Ares representaba la parte más caótica y destructiva de la guerra. Mientras que su hermana Atenea era adorada como la diosa de la sabiduría y la estrategia en el combate, Ares personificaba la brutalidad, el conflicto irracional y la sed de sangre. Para los ciudadanos de ciudades tan importantes como Atenas, Tebas e incluso Esparta, Ares no era visto como un protector, sino como una fuerza de conflicto y destrucción sin sentido.
Pero, ¿por qué los griegos tenían esta visión tan negativa de Ares? Para entenderlo, debemos considerar el contexto cultural de la antigua Grecia. A pesar de ser una sociedad que valoraba la destreza en la batalla, los griegos también apreciaban la inteligencia y la estrategia. La guerra, para ellos, no era un fin en sí mismo, sino un medio para resolver conflictos de manera decisiva. En este sentido, Atenea, con su enfoque en la estrategia y la defensa, era mucho más venerada.
El propio Zeus, padre de Ares, dejó claro su desprecio por su hijo en varias ocasiones. En la Ilíada, uno de los textos más importantes de la mitología griega, Zeus no oculta su disgusto hacia Ares, diciéndole: "No vengas a quejarte conmigo, criatura mentirosa y miserable. Te odio más que a cualquiera de los dioses del Olimpo. Las luchas y los combates son lo único que te importa. Eres tan implacable como tu madre Hera".
Imagina a un dios que, a pesar de su poder, es despreciado y temido por su propio padre y por el resto de los dioses. Ares no solo era un matón en el campo de batalla, sino también un cobarde que lloraba a Zeus cuando las cosas no salían a su favor. Este comportamiento no le ganaba precisamente el respeto ni de los dioses ni de los mortales.
Ahora, podrías preguntarte, ¿cómo encaja esta imagen de Ares con la representación moderna de un dios guerrero fuerte y temible? Aquí es donde se pone interesante. La imagen contemporánea de Ares ha sido moldeada en gran parte por nuestra fascinación moderna con la guerra y el combate. Sin embargo, para los antiguos griegos, la guerra era una realidad cotidiana y su percepción de Ares reflejaba una comprensión más matizada de los horrores del conflicto.
Parte 2: La Mala Reputación de Ares
¿Por qué los griegos despreciaban tanto a Ares? Como hemos mencionado, su propio padre, Zeus, no escondía su aversión. Pero esta opinión no era exclusiva de Zeus. Atenea, la diosa de la sabiduría y la estrategia, representaba la guerra con un propósito: resolver conflictos y proteger a los ciudadanos. Ares, en cambio, era visto como un amante del conflicto por el conflicto mismo, sin importar las consecuencias.
Este desprecio se refleja en varias historias mitológicas. En la Guerra de Troya, por ejemplo, Ares no fue el héroe invencible que podríamos esperar de un dios de la guerra. Fue herido por Diomedes, un simple mortal, con la ayuda de Atenea. Y su reacción no fue precisamente valiente: Ares gritó de dolor y huyó del campo de batalla, comportándose más como un cobarde que como un guerrero. Esta actitud contrastaba drásticamente con la imagen de otros dioses, como Atenea, que siempre mostraban valentía y estrategia.
Además, Ares no era leal a ningún bando en particular. Luchaba a favor de unos y luego cambiaba de lado según su antojo, ganándose la desconfianza de todos. Esta falta de principios y su naturaleza voluble lo convertían en una figura aún más despreciada. Los griegos preferían dioses que, aunque estrictos, actuaban con un sentido de justicia y propósito claro.
La mala reputación de Ares también se reflejaba en su culto. A diferencia de otros dioses que tenían templos magníficos y rituales elaborados, el culto a Ares era más limitado y muchas veces relegado a las afueras de las ciudades, simbolizando su rol como protector externo más que como una deidad del hogar o la polis.
Parte 3: Relaciones y Descendencia
Ahora, hablemos de las relaciones personales de Ares, que son tan tumultuosas como su carácter en el campo de batalla. A pesar de no tener una esposa oficial, Ares tuvo una relación infame con Afrodita, la diosa del amor y la belleza. Este romance secreto y apasionado resultó en cuatro hijos: Deimos y Fobos, que personifican el Miedo y el Pánico, Harmonia, la diosa de la concordia, y Eros, también conocido como Cupido, el dios del amor.
Estas deidades, nacidas de la unión de la guerra y el amor, representan una fascinante combinación de emociones humanas. Deimos y Fobos acompañaban a Ares en el campo de batalla, intensificando el terror y el caos que él sembraba. Harmonia, por otro lado, parece una ironía en sí misma, una hija que simboliza la paz nacida del dios de la guerra.
Pero la relación de Ares con Afrodita no estaba exenta de conflictos. Afrodita estaba casada con Hefesto, el dios del fuego y la forja. Cuando Hefesto descubrió la infidelidad de su esposa, urdió una trampa y atrapó a los amantes en una red invisible, exponiéndolos al escarnio de los demás dioses. Esta historia no solo subraya la naturaleza pasional y caótica de Ares, sino también su incapacidad para prever las consecuencias de sus acciones.
Ares también tuvo muchos hijos con mortales. Entre ellos se encuentran algunos de los más notables héroes y figuras mitológicas, como los argonautas que acompañaron a Jasón en la búsqueda del vellocino de oro, y Pentesilea, la reina de las amazonas, quien luchó valientemente en la Guerra de Troya. Estos hijos, nacidos de su unión con mortales, muestran cómo Ares no solo influía en los conflictos divinos, sino también en los destinos humanos.
Uno de los episodios más significativos en la vida de Ares es su juicio por el asesinato de Halirrhotio, el hijo de Poseidón. Halirrhotio intentó violar a Alcippe, la hija de Ares, y Ares lo mató en defensa de su hija. Este acto de protección paterna llevó a Ares a ser juzgado en el Areópago, la colina de Ares en Atenas. Los dioses decidieron su destino y, finalmente, lo absolvieron, lo que marcó uno de los pocos momentos en que Ares actuó con un sentido de justicia y defensa, en lugar de pura violencia.
Cierre
Y así, concluye nuestro episodio de hoy sobre Ares, el dios de la guerra. Espero que hayan disfrutado de este viaje a través de mitos y leyendas, y que ahora comprendan mejor la complejidad de Ares y su lugar en la mitología griega. No olviden suscribirse y dejar sus comentarios. ¿Qué les pareció la historia de Ares? ¿Hay algún otro dios o mito que les gustaría que exploremos en futuros episodios? ¡Nos vemos en el próximo episodio de Mitos y más!
Recuerden, la mitología no es solo una colección de historias antiguas; es un reflejo de las pasiones humanas, nuestras luchas y nuestras victorias. ¡Hasta la próxima!