Tántalo: Nunca cocines para los dioses
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En el último episodio del podcast conocimos la leyenda de Sísifo el astuto rey que intento engañar a los dioses griegos, y que como castigo fue obligado a empujar una piedra a través de una pendiente, una tarea que sabemos no tiene ninguna utilidad, ya que la piedra está hechizada para que Sísifo nunca pueda terminar con el castigo indicado por los dioses.
En este episodio abordaremos el mito de Tántalo, otro rey que debido a sus acciones fue condenado al Tártaro, ese oscuro receso similar al infierno en que los griegos colocaron a aquellas almas cuyas transgresiones enojaron de sobremanera a los dioses.
Esto es Mitos y más un espacio en el que comparto historias de diversas partes del mundo, tratando de entender las lecciones que aquellas historias nos puedan dejar.
Antes de continuar con el episodio, quiero agradecer a aquellos que escuchan este podcast cada semana, ya que hemos conseguido llegar a las 50000 descargas en las diversas plataformas, y enviar un saludo especial a Mexico que es el país desde donde se han realizado la mayor parte de las descargas, además enviar un saludo y la mejor de las fuerzas para salir adelante en medio de la compleja situación que nos encontramos atravesando, muchas gracias a todos y cada uno de ustedes que se toman el tiempo de escuchar cada episodio de este podcast.
Además quiero anunciar que realizaré algunos cambios en la manera en la que gestiono el podcast, me he propuesto y espero poder cumplir en subir un episodio los lunes y los viernes, además y aunque las redes sociales del podcast han estado un poco descuidadas, comenzaré a ser más activo en las redes, tanto en Twitter una red que no suelo manejar de manera habitual como en Instagram, en donde ire colocando imágenes relacionadas con cada episodio, algo que creo complementara la experiencia de escucha. Así que puedes seguir las redes del podcast, lo encontrarás como Mitos y más en las diferentes redes sociales, también te dejo los enlaces en la descripción.
Luego de este pequeño paréntesis continuamos con este episodio.
Tántalo en la mitología griega, es el nombre de un gran rey, que gobernó en la región de Lidia en Asia Menor, según el mito era hijo del gran dios Zeus, y según algunos mitos también era hijo de Pluto, la personificación de la riqueza y la buena suerte, así que no es de extrañar que su reino fuera extremadamente próspero y el fuera extremadamente rico.
Además contaba con la bendición de Zeus y era un buen amigo de todos los dioses, tanto que fue uno de los pocos mortales con el que los olímpicos compartieron mesa y conversación, casi como si fuera uno más de ellos.
Tántalo era sin duda un personaje extremadamente afortunado, pero como todo mortal tenía defectos, y estos serían la causa de su caída.
Resulta que a Tántalo le gustaba ostentar ante sus amigos mortales las buenas relaciones que tenía con los dioses, algo que resultaba extraño para la mayoría de ellos, que consideraban sus fascinantes historias como simples cuentos exagerados. Así que para probar a sus amigos mortales que su nexo con los dioses era cierto, un día mientras se encontraba en una comida con los dioses en el Olimpo, decidió robar un poco de ambrosía, el elixir de los dioses, algo que por supuesto disgusto mucho a Zeus, pero que paso por alto debido a su estrecho nexo.
Pero esa no fue la única transgresión a los designios de los dioses que Tántalo cometió, algunos autores relacionan al mortal con el robo del perro de oro que custodiaba el templo de Zeus en Creta, se dice que esta fascinante criatura, un automata forjado por el mismito Hefesto, en un inicio para cuidar a Amaltea la cabra que había cuidado del rey de los dioses cuando era un niño, el perro fue robado por Pandáreo y según el mito fue este el que se lo entrego a Tántalo, cuando Hermes fue enviado por Zeus a buscar a la criatura, Tántalo juro por los dioses incluido el mismo Zeus, que él no había visto al perro, sin embargo esa solo era una prueba del dios, que ya sabía que él ocultaba al autómata, recupero a su perro y condeno, castigando a Pandáreo al convertirlo en Roca y matando a Tántalo con un rayo y colocando sobre el monte Sípilo.
Sin embargo existe una historia aún más pertubadora que explica por qué este rey termino en el Tártaro.
Resulta que después de tantas invitaciones a comer con los dioses, Tántalo tenía que ofrecer una comida en reciprocidad con sus divinos amigos. Algo que puso muy nervioso al rey, esto debido a que si bien Tántalo tenía mucha fortuna no contaba con los recursos necesarios para ofrecer una comida deliciosa a sus invitados, dejemos claro, ni el mejor de los manjares podía sorprender a una habitación llena de dioses, todos acostumbrados a consumir solo las mejores delicias del universo.
Así que a pesar de todas las dudas que organizar tan gigantesco evento le generaba, acepto organizar una gran cena a la que acudieron todos los dioses olímpicos, sin y dispuesto a comprobar la omnisciencia de los dioses mando a descuartizar a su propio hijo Pélope, al que cocino, convirtiéndolo en un delicioso estofado.
Al servir los platos en la mesa, todos los dioses se dieron cuenta del atroz crimen que se había cometido, y el grotesco contenido del plato que se les ponía delante, en realidad casi todos, Deméter, la diosa de las cosechas, que se hallaba profundamente afectada por la desaparición de su hija, no reparó en lo que había acontecido, y mordisqueó casualmente el hombro izquierdo de Pélope.
En esta versión del mito, Zeus tras el atroz acto, enojado, decidió que Tántalo debía morir, y lo sentenció a una eternidad en el Tártaro.
Su castigo permanecer en un pozo de agua, bajo una rama baja colgante repleta de frutos. Cada vez que Tántalo se agachaba a beber de las frías aguas, estas se alejaban de él, cada vez que se acercaba a arrancar uno de los frutos deliciosos, las ramas se movían y evadían su agarre.
Vi a Tántalo, que soportaba pesados dolores, en pie dentro del lago; este llegaba a su mentón, pero se le veía siempre sediento y no podía tomar agua para beber, pues cuantas veces se inclinaba el anciano para hacerlo, otras tantas desaparecía el agua absorbida y a sus pies aparecía negra la tierra, pues una divinidad la secaba. También había altos árboles que dejaban caer su fruto desde lo alto perales, manzanos de hermoso fruto, dulces higueras y verdeantes olivos, pero cuando el anciano intentaba asirlas con sus manos, el viento las impulsaba hacia las oscuras nubes.
Es de donde viene la expresión tantalizar, la idea de burlarse de alguien con lo inalcanzable, exactamente lo que le sucede a Tántalo, las aguas refrescantes están por siempre presentes, pero son incapaces de saciar su sed, mientras que los frutos nunca saciarán su hambre. Permanece en un mundo de querer la comida y la bebida que lo llevó a su muerte, buscando para siempre lo inalcanzable.
Si lo analizamos el castigo que sufre Tántalo es cruel, pero también es justo. Los antiguos griegos tenían una habilidad especial para encontrar castigos horribles que no solo encajaban con el crimen, sino que también eran hechos a la medida del individuo.
Y en este caso, el castigo doblemente cruel, ya que deja a Tántalo en el limbo, esto debido a que sin comer o beber en el inframundo nunca podría realmente pertenecer a esa tierra.
Recordemos a Perséfone y su historia, la que sería luego la reina del inframundo, fue impedida de abandonar permanentemente el reino de Hades, debido a que había comido semillas de una granada, ahí se nos explica que cuando un ser sea mortal o divino consume algún alimento o bebe de las aguas del inframundo, inmediatamente pasa a forma parte del reino de Hades, algo que Tántalo obviamente no puede hacer.
Esto tal vez nos leve a encontrar algo más, oculto tras el mito de Tántalo, ya que casi siempre se ha interpretado la condena como una penitencia de tipo físico, imagínate tener que sufrir de sed y hambre por toda la eternidad, y nunca poder saciar esas básicas necesidades a pesar de la cercanía del agua y las frutas. Sin embargo al parecer el castigo es aún peor, como revisamos en el episodio del inframundo griego, las sombras de los muertos necesitaban pertenecer al Hades, era una necesidad de tipo espiritual, y podemos suponer que Tántalo también desea con intensidad poder sentirse parte del lúgubre mundo de los muertos, así que su deseo por comer de los frutos y beber de las aguas, no es solo un deseo con el fin de saciar sus necesidades físicas, sino también un deseo de pertenecer a un sitio, algo que quedo claro desde que empezamos con el episodio, Tántalo deseaba ser importante y pertenecer a un mundo superior, pero su castigo lo obliga a ni siquiera ser una sombra en el Hades, un castigo que definitivamente no solo afecta a su cuerpo, sino que rompe su alma.
Fuentes consultadas:
- Winkler Martin. Underworld and afterlife. Disponible online en Archive.org
- Commelin, P. (2017). Mitología griega y romana: El gran clásico de la literatura mitológica ahora recuperado. La Esfera de los Libros.
- Cardona, F. L. (2018). Mitología griega. Ediciones Brontes.