¿Qué hizo reír al Tiddalik? Una leyenda australiana.
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Desde el origen mismo de la humanidad, el ser humano inventó diversas historias con el fin de explicar los fenómenos que lo rodeaban, es por ello que todas las culturas del mundo cuentan con diversas historias para explicar las diversas características de los accidentes geográficos de los lugares que habitaban, esto servía además de cómo una forma de explicar fenómenos naturales increíbles para dar a la tierra una historia propia, cuyo fin consistía en entregar lecciones aprendidas en tiempos pasados, que sirvieran como referencia para la situación actual, y como referencia del por qué de cada cosa.
Los aborígenes de australianos desarrollaron una serie de leyendas que transcurren en un periodo mítico denominado el tiempo del sueño, durante este tiempo, poderosos seres ancestrales que dormían bajo el suelo emergieron de la tierra. Crearon el paisaje, crearon a la gente, establecieron las leyes por las cuales las personas vivían, y les enseñaron cómo sobrevivir.
También establecieron las relaciones correctas entre los múltiples clanes, con los animales, y la tierra. Una vez terminado el trabajo de los seres ancestrales, volvieron a la clandestinidad.
Los aborígenes recuerdan activamente los acontecimientos del Tiempo del Sueño a través de diversos rituales, mitos y leyendas, una de esas leyendas, es la que abordaremos en este episodio, y cuyo fin es explicar el ciclo de sequía e inundación característico de este continente.
Tiddalik la rana se despertó un día con una sed insaciable. Fue al pequeño estanque que quedaba cerca de donde vivía y empezó a beber, tenía tanta sed que no se detuvo hasta que el estanque quedó completamente vacío. Aun sediento fue a un arroyo cercano y se lo bebió también.
Tras ello su vientre estaba abultado lleno de toda el agua que había bebido, pero aun así el Tiddalik seguía teniendo sed.
Así que continuo bebiendo de los arroyos y los ríos que encontraba a su paso, bebió toda el agua, y terminó hinchado sin poder moverse.
Es por eso que cuando los demás animales se acercaron a los abrevaderos para beber, los encontraron vacíos. Conmocionados por la situación, siguieron el lecho del río, en donde encontraron al Tiddalik, sentado, inmóvil, y lleno de agua.
"¿Qué podemos hacer?", gritaban, "El Tiddalik se ha bebido toda el agua".
Los animales estaban sedientos; la tierra había comenzado a marchitarse y a morir, y los animales sabían que necesitaban hacer algo o ellos también podrían morir.
De entre todos los animales, hablo un búho viejo y sabio, que explicó que la única solución era hacer reír al Tiddalik.
Al oír esto todos los animales empezaron a intentar hacerlo reír. El Kookaburra un ave típica de Australia, contó su chiste más gracioso, pero el Tiddalik se mantenía impasible.
Los lagartos hicieron sus caras más graciosas, pero el Tiddalik no se rio.
Los canguros saltaban y el emú empezó a bailar. Aun así, Tiddalik no esbozó ni una mueca en su rostro.
Tanto bullicio terminó por despertar al ornitorrinco, el único animal que dormido en su madriguera no se había enterado de todo lo que había pasado.
Salió arrastrándose para ver de qué se trataba todo ese ruido, y aún con sueño, se cayó y rodó por el lecho seco del río.
Al ver al curioso animal con pico de pato, cuerpo peludo y patas palmeadas, dando tumbo en la tierra seca, la boca del Tiddalik comenzó a esbozar una sonrisa y un pequeño chorrito de agua escapó de su boca.
Mientras tanto el ornitorrinco luchaba por levantarse del suelo, y sus torpes movimientos terminaron por desatar carcajadas de nuestra curiosa rana, tan amplia fue su sonrisa que finalmente toda el agua brotó e inundó la tierra.
La explicación para esta curiosa historia está en la rana Litoria platycephala, una rana endémica de Australia, que aparece en las estaciones lluviosas, donde puede reproducirse, además de que almacena agua en su vientre, lo que le permite permanecer escondida durante las estaciones secas. Debido a estas características estas ranas eran usadas como fuente de agua durante los periodos de sequía en Australia.
Además esta historia es una metáfora acerca de la importancia del agua, ya que los bailes y danzas de los animales pueden ser vistos como signos de la desesperación de los mismos, en este largo periodo de sequía.
A veces las historias de la mitología, incluso las que parecen más sencillas y divertidas pueden tener tras de sí grandes lecciones. En este caso, la importancia del agua.
Por mi parte espero que la lección haya quedado clara, y que siempre encuentres un viejo búho que te pueda dar solución a los problemas que te presenta la vida.
Fuentes consultadas
- Bernheimer, K., & Bernheimer, A. (2016). Fairy Tale Architecture: Tiddalik the Frog. Places Journal.
- Leeper, M. (2009). Dreaming of Tiddalik. Early Years Educator, 11(3), v-vii.
- Ker Wilson, Barbara (1986). Tiddalik, the frog. Holloway, Jan (illust.). Sydney: Golden Press.